Leopoldo María Panero

¿Cómo es el manicomio?

El puto infierno. El asunto del veneno empezó en Mondragón, pero lo de Inglod es peor. Me han dado toneladas de haloperidol y todavía no he muerto. Lo de Rasputín fue una noche y a puerta cerrada; lo mío va para 20 años y es a la luz del día: el diario de un hombre infinitamente envenenado. España es la que está loca, no yo.

¿Cómo se hizo poeta?
A los cinco años. Mis padres estaban aterrados. El poema decía: “Mi corazón temblaba y no era un sueño / fueron muriendo todos los soldados de la guardia del rey / y mi corazón seguía
temblando”.

Entrevista a Leopoldo María Panero

Miguel Mora/Jesús Ruiz Mantilla

El País, 09 AGO 2005